7/07/2009

Nos paró la Policía


La noche requería un blog desde su comienzo…

Adaya nos había citado a todos para celebrar su cumpleaños en la playa de Melenara a las nueve de la noche. Retrasos y más retrasos que dejaban entrever que la puntualidad no es, precisamente, el punto fuerte de muchas de nuestras amistades. Qué se le va a hacer…
Ante la lipotimia que estaba a punto de darnos y las advertencias incesantes de la tía de Tania para prevenir que no dejáramos que nos sacaran el ojo, el intestino e, incluso, el alma por comer como ricachones en lugar de la pobre noche de lunes en Melenara. Nos hicieron una mesa para 12 y nos permitimos el lujo de amenizarles con nuestro single: Cumpleaños Feliz para Adaya. Nuestro público: mesas repletas de personas que nos miraban atónitos ante nuestro desparpajo y entes a nuestro alrededor que susurraban por lo bajo “que guapo el chico de rayas” (esto provenía de una voz masculina un tanto aguda) y, cómo no, una camarera que emanaba simpatía a su caminar. No sólo se conformó con darnos algunos consejos para pagar la cuenta ya que todos parecíamos ser de letras sino que, además, advirtió a Juanje que si se echaba a correr por no pagar la cuenta conseguiría cogerle y a mí me dijo un rotundo y claro: “RETÍRATE” ya que no estaba dispuesta a hacer ningún recorrido turístico para llegar hasta el plato (sí, tal y como suena. Sin un “por favor”).

Una vez pedimos la cuenta y vimos que panes para doce personas estaban al módico precio, nada más y nada menos, que de diez euros y la cuenta ascendía a unos ciento diez euros con algo de céntimos, llegamos a la conclusión que los gritos desesperados de la tía de Tania por prevenirnos eran verdad y nos convertimos por un momento en pobres comiendo como verdaderos ricachones. La comida había que bajarla… ¿y qué mejor que hacer ejercicio en los famosos remos de la avenida de Melenara? (véase las fotos incrustadas en tuenti).
El ejercicio no sería ejercicio si no hubiésemos deseado ponerle fin ya que la asfixia era lo que predominaba en cada uno de nosotros. Las 12 y media de la noche y todos teníamos que madrugar ¡QUÉ DESGRACIA! Rápidamente pusimos rumbo a Jinamar para dejar a Carla en su casa, como panes de Dios… Sí Señor. Sara no sólo olvidaba poner indicadores, cogía las curvas a cuarta o sobrepasaba el límite de velocidad sino que nos paró la policía. Aquí tenemos un resumen de la conversación:
-¡Mira, mira! LA POLICÍA, pónganse los cinturones…
-Pare por donde pueda señorita…- dijo el policía- ¿Me permite los papeles del coche: tanto el carné de conducir, el resguardo del seguro, etc.?
(…)
-¡Ay es que estoy nerviosa y no sé qué hacer! ¡Qué vergüenza!- Sara temblaba y conseguía media palabra ante las carcajadas de los que íbamos atrás y el policía acompañante al que preguntaba.
-Sara por favor quítame esa cara de pena que me vas a hacer llorar hasta a mí. Te ha parado la policía no la ETA- congenió el policía con Sara. (Más risas por la parte de atrás del coche)- Menos mal que estamos en un control de alcoholemia, llegamos a estar de marcha y me quitas hasta la nómina… (…) Puede continuar.

En fin, después de Jinamar vino El Caracol y después El Parque Pinocho…
Y nada, hoy he publicado el décimo capítulo de “El Último Orgasmo”, he mandado un correo certificado urgente y he puesto fecha para el examen de carné de conducir…

¿Alguien da más?

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